Crónicas de una viaje con destino desconocido

Hemos necesitado un día para asimilar la experiencia y las emociones del pasado fin de semana. Como muchas ya sabréis, a principios de año lanzamos una propuesta novedosa: los viajes sorpresa. Éstos se caracterizan por saber la fecha del viaje pero no el destino.

Siempre nos ha emocionado la posibilidad de viajar y no saber dónde, como lo de ir al aeropuerto y coger el primer avión que salga (ojalá podamos hacerlo algún día). Es por ello que quisimos poner más interesante esto de viajar… y decidimos ofreceros un viaje sorpresa. Es un viaje en el que no sabéis donde vamos hasta el mismo día del inicio del viaje. Os decimos los días, hora y lugar de quedada, el presupuesto, qué llevar, … pero hasta el último momento mantenemos la intriga sobre el destino. De momento, lo hemos puesto fácil y ha sido nacional.

En esta primera experiencia, quedamos a las 16 del Viernes 6 de Marzo en Atocha, donde nos reunimos 8 mujeres de toda la geografía española: Soria, Irún, Albacete, Cáceres y Madrid. Comimos un rico bocata de calamares para coger energías, nos montamos en nuestra furgo (aunque más bien parecía un camión), y partimos.ç

Nos dirigimos hacia la carretera de Toledo, por lo que las viajeras empezaron a elucubrar el posible destino: Andalucía, Extremadura, Toledo… Los nervios se respiraban en el ambiente y fue estupendo sentir la emoción del momento, la de la aventura que acababa de empezar.

Tuvimos alguna que otra tramposilla que no paraba de mirar el Google Maps para intentar descubrir el posible destino según el itinerario que llevábamos. No tuvieron éxito hasta que finalmente, tras salir de la autovía y recorrer varios kilómetros por carreteras secundarias, llegamos a una intersección en la que ponía Valdelacasa de Tajo. Ya no había duda que íbamos a nuestro pueblo, al menos de momento.

Allí nos esperaba un rico aperitivo de embutidos extremeños que nos daría fuerza para el último tramo que nos quedaba por recorrer hasta… Guadalupe. Ese sí que era nuestro destino final. Por fortuna, sólo una de la viajeras había estado, por lo que fue una suerte poder sorprender a casi todo el grupo con la belleza de esta ciudad Patrimonio de la Humanidad.

Lo bueno de Guadalupe es que no sólo es una ciudad preciosa con un monasterio imponente, sino que además se encuentra en un contexto único. Guadalupe está dentro del Geoparque de las Villuercas-Ibores-Jara, una comarca natural con unas cualidades geológicas excepcionales amparadas por la UNESCO.

Es por ello que contratamos los servicios de unos expertos guías locales (NatRural Explorers) para que nos mostraran todo lo que hace tan especial a la zona.

Primero nos dirijimos hacia el Valle del Río Guadalupe, en cuyas cercanías realizamos una caminata en la que pudimos apreciar el profundo olor a jara, el rumor de las grullas preparadas para emigrar o la vista del planeo de los buitres. Pero todavía nos quedaba lo mejor, ver el geoparque desde «el cielo». Cogimos nuestro 4×4 y ascendimos hasta el Risco de las Villuercas desde dónde nos quedamos boquiabiertas ante tales vistas. 

Llegado este punto del viaje, las chicas ya sabían el destino, pero cada fase de la aventura lo iban descubriendo según iba sucediendo, y las sorpresas no pararon de sucederse hasta el último día de camino a Madrid.

La panorámica fue una auténtica sorpresa, ya que no se esperaban en absoluto encontrarse algo similar en Extremadura. Pero el plato de jamón ibérico de bellota que nuestra guía nos ofreció desde lo alto del risco, nos dejó sin habla.

Por la tarde continuaron las sorpresas. Nos dirigimos hacia Castañar de Ibor donde nos esperaba Bernardino, el dueño de una furgoneta muy especial (para que engañaros, queremos que sea nuestra! 😛

Cambiamos de furgoneta, y nos fuimos a recorrer la zona. Fue una tarde divertidísima en la que nos lo pasamos como niñas en un parque de atracciones. Reimos, gritamos, vimos el atardecer, hicimos trompos…. toda una experiencia con esta fabulosa furgoneta Romeo Fadisa que este año cumple 50 años. Rematamos el día viendo las estrellas y la luna naranja, que estaba espectacular.

Finalmente llegó el domingo, día de marchar hacia nuestros hogares, pero no sin antes disfrutar de una visita guiada muy peculiar de la ciudad de Guadalupe. Nos enseñaron su historia, sus secretos,… pero también pudimos aprender los diferentes sonidos de los pájaros de la zona, así como paleontología y geología, tras una clase magistral de un experto.

Por desgracia se acabó lo bueno y tocaba partir de nuevo hacia Madrid. De camino, sorprendimos a nuestras viajeras por última vez. Pasamos por Bohonal de Ibor donde pudimos disfrutar de los últimos vestigios romanos de Augustóbriga, a orillas del Embalse de Valdecañas.

Lo único que nos queda por decir es gracias, gracias y gracias. Gracias por haber confiado en nosotras para emprender una aventura loca como ésta. Gracias por hacer que nuestro trabajo se convierta en un placer. Gracias por las risas y la diversión. Ha sido estupendo conocer a Cristina, Rosa, Encarna, Ana, Lola, Soco y Pilar. Esperemos encontraros pronto en algún otro rincón del mundo.

Y tras esta primera experiencia no nos queda la menor duda de que repetiremos los viajes misteriosos, ya que ha sido emocionante vivir el cúmulo de sensaciones que sentía cada una ante lo desconocido. Si quieres vivir una experiencia parecida, pincha aquí