Aterrizaremos en Tana (así la llaman los locales) donde nos recibirá nuestro asistente en español. Traslado al hotel, y según horario y energías, podemos hacer una primera toma de contacto con la capital malgache (sin guía).

Hoy cogeremos un vuelo interno hacia Morondava, un pequeño paraíso costero rodeado de baobabs y aldeas de pescadores. Allí nos estará esperando el guía que estará con nosotras todo el viaje. Nos instalamos en el hotel y a descansar, dar un paseín por el pueblo o por la playa y a poner el modo tropical ON.

Hoy nos ponemos en modo aventurero. Nos adentraremos en caminos de arena y atravesaremos la famosa Avenida de los Baobabs, cruzaremos el río Tsiribihina en “ferry” y tendremos paciencia con las carreteras. Pero ¡la aventura es la aventura! Tras la comida, seguiremos hasta Bekopaka de Bemaraha, la puerta de entrada a los Tsingy. En total haremos como unas 8 horas de coche, pero veréis como merece muuucho la pena! Son una de las joyas de Madagascar y son Patrimonio de la Humanidad.

Nos espera un día de senderismo entre formaciones rocosas que parecen sacadas de otro planeta. Nos toparemos con lémures, orquídeas y puentes colgantes que nos harán sentir como Indiana Jones. ¡Un must del viaje! La dificultad de la ruta dependerá de vuestro nivel físico. Pero podemos estar hasta 6 horas danzando por este bosque de hadas tan especial. Por la tarde, navegamos en piragua por el río Manambolo y visitaremos unas cuevas impresionantes.

Regresamos a Morondava deshaciendo la misma carretera de la ida. Nos detendremos en la Avenida de los Baobabs al atardecer, cuando la luz es mágica. ¡Momento fotazo!

Nos esperan unas 7 horas de carretera, pero con paradas en aldeas
y paisajes que parecen sacados de un cuadro. Llegamos a Antsirabe, una
ciudad con encanto colonial donde podemos dar un paseo en rickshaw y
visitar mercaditos de artesanía.

Pasaremos por Ambositra, la ciudad de la marquetería, donde los artesanos trabajan la madera como auténticos artistas. Tras la comida, seguiremos hasta Ranomafana, hogar de una selva tropical llena de vida.

Dedicaremos la mañana a recorrer el Parque Nacional de Ranomafana, hogar del lémur del bambú y muchas otras especies endémicas. Emprenderemos una caminata para descubrir paisajes impresionantes y una vegetación exuberante llena de plantas medicinales, especies raras y una gran diversidad de aves (con más de 110 especies, 36 de ellas únicas en Madagascar). La caminata dura entre 2/3 horas, así que no olvidemos llevar zapatillas cómodas, chubasquero y repelente. ¡Estamos en plena selva tropical!

Hoy visitaremos la ciudad colonial de Fianarantsoa, la capital del grupo étnico Betsileo. En el camino, nos encontraremos con un paisaje de viñedos, llanuras rojizas, arrozales y encantadoras casas de ladrillo. El casco antiguo, situado en la parte más alta de la ciudad, es un auténtico tesoro histórico  con iglesias, escuelas y callecitas adoquinadas rodeadas de casas con tejados de tejas. En contraste, la parte baja de la ciudad es más moderna y bulliciosa. Acabaremos el día explorando una plantación de té, donde tendremos que probarlo, ¿no?

Seguimos hacia el sur y descendemos hasta Ambalavao, un pueblito con calles sin tráfico. Después, nos acercaremos a la Reserva de Anja, donde veremos simpáticas colonias de lémures de cola anillada. Seguiremos hacia Ihosy y cruzamos el impresionante Plateau de l’Horombe, donde el paisaje empieza a volverse más árido. La vegetación desaparece y nos adentramos en una zona desértica que recuerda al Lejano Oeste. Llegaremos a Ranohira, donde pasaremos dos noches.

Al día siguiente, nos espera una jornada increíble en el Parque Nacional de Isalo. Este lugar es una joya natural, con cañones, formaciones rocosas y piscinas naturales de agua cristalina. Durante la caminata (de 3 a 6 horas, según la ruta que elijamos), podremos ver lémures, aves endémicas y un paisaje de otro mundo. Si queremos refrescarnos, podremos darnos un chapuzón en una piscina natural, una laguna turquesa alimentada por una cascada, rodeada de vegetación.

Llegamos a la costa, donde podremos relajarnos en playas paradisíacas, hacer snorkel en arrecifes de coral y disfrutar de la hospitalidad local. Durante nuestra estancia, tendremos la oportunidad de visitar Nosy Ve en Anakao, una pequeña isla muy frecuentada por los amantes del buceo. Sus arrecifes de coral crean una laguna de aguas poco profundas donde podremos admirar peces de colores, langostas, conchas y corales de todas las formas.

Volaremos de vuelta a la capital y nos preparamos para nuestra última noche en Madagascar. Tendréis el día libre para dar una vueltecilla por la ciudad.

Antes de despedirnos, podremos pasarnos por algún mercadillo de Tana,
donde hacer las últimas compras. A la hora convenida, traslado al  aeropuerto para tomar el vuelo de regreso. Muy a nuestro pesar, el viaje se ha acabado y nos toca volver a nuestros hogares. ¡Hasta pronto!